Llevamos hablando de crisis... lo que se dice crisis a secas, como
más de 50 años. Crisis generacional, crisis de valores, energética, económica, política, de genero, de progreso, de ideas, de pensamiento... y un larguísimo etcétera que se diría abrumador si fuera cierto. Es más, aparece impropio el término de crisis, aplicado a lo que esta pasando en estas últimas décadas del siglo pasado y las primeras del presente.
Porque
de las siete acepciones que da el diccionario de la RAE (uno de los más autorizados por el momento) sobre el término crisis
nos quedamos con dos, a saber:
-
Situación de un asunto o proceso cuando está en duda la continuación, modificación o cese.
-
Momento decisivo de un negocio grave y de consecuencias importantes.
Como decimos, existen otras cinco acepciones más cortas en palabras, pero menos específicas. Quien quiera puede consultarlas. Pero carecerán de poder disuasorio o diferente al enunciar y sostener que lo que hemos estado padeciendo durante este tiempo es una crisis.
Quien llame a esto crisis es un ignorante que ignora que lo es (como yo mismo antes de ponerme a pensar en ello e investigarlo) y si quien dice una mentira sin saberlo, se dice que es un pobre hombre que no sabe lo que se dice... cuando se trata de quien da, dice o participa información falsa a sabiendas de que lo es, no dudamos en llamarlo mentiroso, embustero, falso…
Porque
lo que caracteriza a cualquier crisis, como se puede deducir por las acepciones del diccionario,
es su carácter temporal y efímero, pasajero, o por lo menos, no duradero. Cuando en medicina una crisis se convierte en eterna, deja de ser una crisis y se convierte en patología nefasta.
Si en lo social, ahora, muchos se empeñan en nombrar lo que pasa como crisis, todo parece indicar que se trata de que esos, estén ejerciendo uno más (otro de tantos) de los intentos de domesticación de masas.
Por si no lo saben,
entre las muchas técnicas de domesticación de humanos, figura la consistente en poner, o presentar, como efecto una causa, o como la causa alguno de sus efectos.
La de presentar la crisis como algo pasajero, pero a la vez continuamente presente y en boca de cualquier individuo por bajo que sea su nivel de estupidez,
es una de las más insidiosas e insultantes.
Más que nada, porque como a pocos se les escapa, esta técnica tiene el inconveniente de que algunos, tras unos cuantos años de vida (siempre y cuando no se padezcan enfermedades del tipo del Alzheimer, o cuando se trata de consumidores conspicuos de ciertas sustancias estupefacientes) aun logramos recordar.
La memoria, es pues,
el peor obstáculo para que esta técnica de domesticación
sea efectiva.
Desde que recuerdo tener uso de razón, llevo escuchando la palabra crisis aplicada a la definición de lo que nos pasa, lo que sufrimos o lo que nos cambia... ¿Por que? Ahora va a resultar que la vida es una crisis permanente, o peor aun, eterna. ¿Y entonces no habrá existido jamás un tiempo o una época en que los humanos viviéramos sin sufrir una crisis? Fijaos si es insidiosa la idea (e idiota, digámoslo por fin), que
ya no se habla de una crisis particular o singular…
sino de "la" crisis, con el mismo laísmo con que mentamos a la Muerte, al Hambre, al Poder, a la Historia, al Derecho, a la Filosofía… o al Estado.
Cincuenta años son, ya, los suficientes como para saber de lo que estoy hablando. ¿O no?
Desde este blog, esos cincuenta años que os contemplan… me sirven para deciros… ¡que nos engañan! ¡Que nos mienten! y que somos todos, miembros de la especie más amenazada de extinción. Me refiero claro está, a la especie de los humanes libres. Porque la de los humanes esclavos, nunca ha sido tan floreciente como hoy.
Y eso no seria lo grave, puesto que hasta los egoístas que opinan que siendo ellos verdaderamente libres, aunque fueran pocos ya que lo importante tiene que ser por fuerza escaso, ¿qué les importaría a ellos la suerte de tanto esclavo como hay? Hasta ellos mismos están condenados también… pues a lo que parece,
el objeto principal y obvio
de toda domesticación humana que en la Historia aparece,
es dar la opción de ser libre solo a los amos, y si uno no es dueño de alguien (cuanto mayor sea el numero de los poseidos, más libertad disfrutara el poseedor) entonces, por definición, nadie jamás podrá ser libre en este mundo de mentiras, embustes, engaños y depredaciones.
Y entonces, en esas circunstancias, si que parece posible que una crisis sea indefinida en el tiempo. Pero entonces, en ese caso,
la palabra más adecuada para nombrar lo que nos pasa
no es crisis sino decadencia porque esa, si que se puede prolongar indefinidamente.
Sinceramente.