jueves, 22 de julio de 2010

La apoteosis de la enseña

Una de las cosas por las que pasará a la historia el reciente triunfo de la selección española de futbol, en el pasado campeonato mundial, no será que se haya conseguido la victoria por primera vez, sino que como consecuencia del ansia y la expectativa, la bandera nacional ha dejado de ser patrimonio de fascistas afines y nostálgicos del régimen franquista. No parece que estos últimos estén enfadados con semejante asunción.
Por fin los españoles parecen sentirse orgullosos de su país y, como no parecen existir otras razones más edificantes, el meter un gol ante miles de millones de espectadores parece más que suficiente para sentir ese orgullo que únicamente los fascisto-franquistas, mostraban a menudo incluso con la pistola en la mano. Fueron otros tiempos sin duda.
Así, con una naturalidad que habrá echo despuntar alguna lagrimita al mismísimo Santiago Carrillo, cualquier españolito desmemoriado… o sin ningún interés por recuperar memoria alguna, exhiben y portan la enseña patria con el hurto del escudo, o del águila franquista, trocados como por arte de magia en toro de Osborne, o toro rampante, o torito a punto del descabello que, como no podía ser menos, enorgullece tanto a la izquierda como a la derecha más recalcitrantes.
La Transición pues, parece estar definitivamente superada.