El periódico Las Provincias, de fecha martes 29 de junio, sacó en su pagina 38 (correspondiente a la sección de economía) el articulo titulado: “Medio millón de personas fueron despedidas sin motivo en 2009”. Se hace eco de las afirmaciones del presidente del Consejo Económico y Social (don Marcos Peña) respecto a que no le parece lógico que el año pasado hubieran contabilizado 424.607 despidos improcedentes, o lo que es lo mismo, despidos sin motivo alguno; es decir, el 31 % de todos los despidos ocurridos en ese año (1.367.700 en total). Parece ilógico si, sobre todo si hacemos caso de la mentira que nos suelen contar últimamente nuestros políticos (nunca nos deberíamos cansar de repetir que nos pertenecen a nosotros y no al revés) de que la crisis es la responsable del incremento del paro.
Una vez más, podemos decir sin temor a sufrir querella por difamación o por lesión de honor, que la mayoría de nuestros políticos, sociólogos, economistas y sindicalistas nos mienten. Como poco, intentan confundirnos con declaraciones como las del ínclito y nunca bien ponderado don Gerardo Díaz Ferrán (el presidente de la mayoría de los empresarios), conocidísimo sobre todo por los trabajadores que dependen, para existir, de sus decisiones; cuando para explicar ese “ilógico” 31 % recurre a la especia de que cuando en un 80 % de los casos los empresarios recurrieron durante 2009, conscientemente, al despido improcedente, “es fácil comprender que no han encontrado otra solución”. Y añade con no poca sinvergonzoneria (como diría mi difunta abuelita) que eso “prueba que el mercado de trabajo era obsoleto y que no se podían demostrar nunca las causas económicas (ante Magistratura de Trabajo, se referirá) y funcionales para hacer un despido objetivo.” Y se queda tan ancho el tío. ¡Con un par de cojones! como diría el mismísimo y afortunadamente desaparecido, carente por cierto del citado par, Francisco Franco.
Otro día compondremos un glosario con los significados de las distintas denominaciones eufemísticas (por no decir embusteras) con que los listillos – más conocidos en los telediarios como los expertos – tratan de embaucarnos, como son: despidos objetivos, estructurales, económicos, procedentes, improcedentes… etc.
Quizás nos animemos a incluir y acuñar otros términos más “acercados” a la realidad de un trabajador que siempre tendrá que depender, para serlo, de gentuza como la mayoría de nuestros empresarios y no pocos de sus presidentes y que podrían ser: despido vergonzante, despido delictivo, despido de conveniencia, despido de juzgado de guardia, de ataque preventivo, de sometimiento sumario, despido porque si… etc.
Y si no, con el tiempo veréis cosa parecida. O más.